La mente y la disposición espiritual adecuada


La disposición adecuada.

La adecuada disposición en la vía espiritual se refiere a una disposición en nuestra mirada que se basa en cómo está funcionando la mente. La mente es la función de la conciencia que establece diferencias, mediciones, comparaciones, etc., mediante pensamientos. La mente discurre ante la presenciación, ante la conciencia y en la conciencia. Soy testigo de lo que se presenta en la pantalla de la conciencia. Hay conciencia de los contenidos conscientes, de su movimiento y del orden que la función mental hace de ellos. Estemos claros en que la esencia primordial es conciencia. Desde la conciencia y en la conciencia se mueve la mente. 

Las tres características de la mente.

La mente funciona básicamente de tres modos: lento y aletargado (tamásico), agitado y excitado (rajásico), o equilibrado y tranquilo (sátvico). Estos modos o características no son fijos, son variables. Por ejemplo, en un momento puede estar la mente muy agitada y al rato se vuelve tranquila. La mente surge en la conciencia, se sostiene en ella funcionando de alguno de estos tres modos, y regresa a ella. Que la mente regrese a la conciencia, su fuente, implica que la mente esté quieta, equilibrada, tranquila. La conciencia es equiparable al océano y la mente a las olas que se mueven en él. Una ola tranquila casi no es una ola, sin embargo siempre es océano. No necesita regresar al océano puesto que es simplemente un movimiento del océano. De mismo modo, decir que la mente regrese a su fuente es una indicación alegórica, una señal para decir que en la quietud se nota la quietud que siempre hay de fondo. 

La conciencia, en sí, es perfecta quietud, como el papel blanco donde se imprimen las letras. Como la pared donde se cuelgan los cuadros. Los cuadros pueden ser puestos, cambiados o quitados, pero la pared, en su absoluta quietud, siempre está ahí. Sin pared, no se pueden exponer los cuadros. Normalmente vemos los cuadros y no la pared. Así mismo, notamos los pensamientos presentados por la mente sin notar la conciencia de fondo. Los pensamientos, las ideas, las imágenes, la percepción, los sentimientos, las emociones, el conocer, el saber, no pueden existir sin que haya conciencia de ello, por eso su fuente es la conciencia. Suceden en la conciencia, a la conciencia y por la conciencia.

Maria Luisa

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