Abrimos los ojos y ya estamos pensando, y si hubiéramos puesto
atención al flujo consciente durante
el sueño, reconoceríamos que estos pensamientos no han dejado de aparecer
durante toda la noche, o casi toda. Durante el día los pensamientos parece que están bajo nuestro control,
es posible que nos demos cuenta de su presencia y entonces procedamos a
clasificarlos como pensamientos aceptables o inaceptables. Sin embargo, durante
la noche los pensamientos han sucedido y fluido sin control, presentándose como
sueños aparentemente ajenos a nuestra cotidianidad.
Hay un flujo constante de imágenes y conceptos,
unas veces solo imagen, otras, el concepto domina todo, y muchas hay una mezcla,
casi imperceptible, de imagen saturada con el velo del concepto. Un concepto es
una verbalización, una palabra o grupo de ellas, que se asigna a una imagen o
serie de imágenes.
Consideramos el pensar como si fuera una acción
voluntaria con la que uno crea y ordena ideas. Pero, respecto a esto, se pueden
plantear una serie de dudas: ¿Es cierto que uno crea ideas o pensamientos?, ¿cómo
se crea un pensamiento?, ¿decido pensar en algo?, ¿de dónde surge el deseo de
hacerlo?, ¿no es, acaso, el deseo, un pensamiento que ha surgido por sí mismo?
Hay un término interesante usado por los
estudios védicos, vasanas, con lo
que se refieren a las tendencias, las inclinaciones que tiene una persona,
muchas de las cuales ya están ahí cuando nace el bebé. ¿De dónde vienen estas
tendencias y cómo se forman? Estudiosos de varias disciplinas han organizado
las distintas expresiones de la personalidad en grupos, desde la Astrología
hasta el Eneagrama, pasando por los Arquetipos Junguianos y otros modos de
clasificar que usan distintas ramas de la psicología. Cuando expresas una
personalidad, esta ya viene conformada por un carácter con el que naciste, al
que se le suman los modos como asimilaste las experiencias de tu vida en los
primeros años y en adelante. Eres ya una persona formada, y a estas alturas
tienes inclinaciones, expectativas, ideas y creencias bastante arraigadas, con
las que interpretas los hechos, los sentimientos y las experiencias en general.
A esto se le llama condicionamiento.
Los condicionamientos marcan el comportamiento, puesto que cada cosa que sucede
la filtramos por los velos de nuestra interpretación, basados en estos condicionamientos.
Así es como asumimos las situaciones y atesoramos nuestras creencias, que no son más que ideas que sostenemos acerca
de la vida y el acontecer. Nuestras creencias orientan nuestros pasos, nos reúnen
con personas de creencias afines y nos alejan de personas con ideas que no
encajan con ellas.
Todos los pensamientos son contenidos de la
conciencia. Como peces en el agua, están ahí, sumergidos. La mente, que no es
algo que exista propiamente, sino que es una función de la conciencia que
ordena los pensamientos a un nivel muy sutil, de una forma imperceptible, selecciona
los pensamientos, ordenándolos en una secuencia causal. Es algo que se escapa
al razonamiento, causas y consecuencias, un orden que parece hacer transcurrir
el tiempo. Y este es el milagro y la magia de expresión de la conciencia, que
permite la ilusión de ser alguien que piensa, que existe y que hace, cuando en
realidad, solo la esencia Es, Si mismo, Ser Conciencia en Plenitud.
Maria Luisa
Comentarios
Enhorabuena.