A modo muy general digamos que
hay dos maneras, una es pensando y otra es sin pensar. Y la lata, el rollo
ahora es que para explicar esto me tengo que poner a pensar. Ordenar ideas para
poder transmitir desde la mente hasta la mente, a través de la mente. Si estás
mirando desde una comprensión total, sabrás a qué me refiero, y en realidad no tendría
mucho sentido seguir mis razonamientos con alguna finalidad. Pero si estás
leyendo esto con dudas, inquisitivamente, entonces trata de seguirme el rastro.
La mente es pensamientos:
conceptos, nombres, símbolos, imágenes… las relaciones entre ellos y los procesos por medio de los cuales estas
relaciones se ordenan. Tú observas estas ideas, imágenes y procesos. Tú eres el
observador de ellos. Entre tú y ellos ocurre algo muy interesante: el apego y
la aceptación o rechazo de los pensamientos. Esto es, el vínculo establecido
entre el observador y lo observado por medio de la atención. Si por un momento
este vínculo se interrumpe, ya no eres el observador y te das cuenta de que
nunca lo has sido… la observación (conciencia) siempre está ocurriendo por si
misma. Cuando este darse cuenta ocurre se demuestra por si solo que lo que está
más allá de la mente siempre ha estado más allá de la mente, es decir, la mente
está sostenida en la conciencia. El individuo que estaba luchando por ir más
allá de la mente se descubre como un pensamiento más, es simplemente una idea
sobre si mismo.
El modo de mirar sin pensamientos
no admite un pensador, porque el pensador es una idea más, es un pensamiento
que sigue ahí. Mirar sin pensamientos se revela como una gracia. Esto ocurre
más frecuentemente de lo que se sabe, de lo que registramos.
Así, que mirar sin ignorancia,
sin el estorbo de la identificación, sin miedo o duda, es algo que sucede por
si mismo, como una gracia. Darse cuenta de ello también sucede como una gracia.
No hay ningún esfuerzo mental que se pueda hacer para ello, mas que mantenerse
entonado, es decir, tomando nota de la mente y sus movimientos. Es por esto que
se prescriben métodos tales como la meditación, presenciación, observación sin
juicio, mindfulness y qué se yo cuántas técnicas. Es para ir notando la mente,
permitiendo que lo que es real se muestre por si mismo. Hay algunas señales
acerca de esto, cuando decimos que real
es aquello que no cambia. Esto indica que real es la conciencia donde la
mente se sostiene, las percepciones se sostienen y todos los procesos
conscientes acontecen. Al ir notando esto, cuando graciosamente se muestran los
instantes – que pueden parecer infinitesimales – en que el pensar no está
presente, estos momentos, por muy cortos que parezcan, se van reconociendo como
el trasfondo real y permanente sobre el cual la conciencia de las cosas, de las
ideas, de todo, se despliega.
Sabiendo esto, habiéndolo notado,
cabe entonces la indagación: ¿quién soy yo? Si cuando no hay pensar no hay
ningún yo, entonces, ¿cómo es que lo se? Esta es la investigación... Y sabrás
que tú eres eso que no es un yo. Eres lo que es… anterior a la mente, el tiempo,
el espacio.
Eres ese Solo… que sostiene toda existencia, desde siempre y para
siempre.
Maria Luisa
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