Lo
esencial no tiene más labor que dar gloria a la gloria, sembrando
constantemente semillas en el horno interior. Hubo y habrá miles y millones de
expresiones de sabiduría, todas han bebido y beberán de las mismas fuentes eternas.
El Ser no puede llegar a Ser, ni terminar, ni moverse de lugar, pues está más
allá del tiempo y el espacio. No tiene partes, es idéntico a sí mismo, y la
verdad, que es una, ya sea en este lugar o en otro, no tiene tiempo. No se
puede concebir la existencia del vacío ni se puede acallar lo invisible: “las
aves celestiales” cantan y llenan el espacio mientras disfrutamos de la vida
plena. Unas enseñan sobre la igualdad y la hermandad de la humanidad, otras
sobre el amor de Dios o sobre la letra de la ley. No son menos las que rechazan
la dominación del sacerdocio y enseñan a la gente a ser luz de sí mismos, y las
que enseñan acerca de la comprensión racional y la acción desapegada.
En
puro amor intenso, estos sabios la llamarán por varios nombres, es la verdad
que nos llega de distintas formas. La realidad, aunque se presente en distintas
direcciones o disfrazada de varias maneras, abrirá diferentes caminos que elegiremos
y todos nos conducirán a si mismo.
De
alguna parte salió la confusa idea de que hay que descartar el ego. La gente
tiene la idea equivocada de que sus sabios no tienen una expresión identificada,
así que por ello suponen ideas cristalizadas acerca de lo que es la
espiritualidad. Para estas personas, tal vez mayoría, estas “aves de paso” son personajes
que no funcionan del cuello hacia abajo, viven sin impulsos, sin emociones y
desplegando una permanente sonrisa. Y aunque sabemos que el yo funcional es necesario
para la existencia, aún permanece esta confusión.
Todo
momento tiene su hora, resuenan los sones de si mismo tras un fondo profundo de
estrellas, el transportador está trabajando ya y el destino ha sido fijado. Hay
algunos que han dormido en la ruta, pero reina el murmullo de salida. Estas
grandes expresiones de sabiduría no dual han sido agitadores, manifestaciones
que no podrían ser consideradas como pequeñas, grandes sabios, precisamente
porque su vehículo funcional se muestra desde el si mismo. Fue a través de sus
conciencias centralizadas, como vehículo funcional, que han llenado de luz las
mentes de los que tuvieron el privilegio de estar en sus cercanías.
Esas
estrellas son como luces que puntean desde el azul de los cielos, se muestran
constantemente. Estos sabios marcan rutas dejando huellas, así que ya no se
puede acallar lo invisible aunque el consumismo pretenda comercializar lo real.
Permanentemente seguirá habiendo las guías que, con su caminar, llenan al vulgo
de maravillas. R.Malak
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