A
pesar que no hay certeza prescrita acerca de lo que viviremos con cada año de
existencia, así como tampoco hay seguridad acerca de cuantos años nos vienen, hay
referencias de que esto estaría determinado
por nuestra conducta, por las influencias del medio ambiente, por la herencia y
otras circunstancias diversas.
En
el caminar no hay vuelta atrás, en el avanzar y pasar cada curva, cada año, cada
instante, saldrán al paso experiencias y acontecimientos que la mayoría de las
veces no teníamos previstos. Algunos serán agradables, y otros traerán marcado
un sufrimiento, unos se repetirán y nos prepararemos para mitigar sus efectos
desagradables, pero lo que es cierto es que la vida no está para permitirnos el
uso de anteojeras.
Las
experiencias siguen y seguirán siendo un maestro extraordinario y necesario, intentando
dejar marcas inolvidables que nos recuerdan la verdad y evitan el autoengaño.
En
este mes, un periodo de compras y búsqueda de regalos, les llamará la atención que el mundo está sumergido en una feria
de concursos. Se ofrecen los más diversos y tentadores precios para estimular
la compra. Las campañas promocionales existentes en nuestro país son
innumerables, haciendo pensar a la mayoría que puede obtener algo por nada, y
con ello el consumidor recibe bombardeos propagandísticos, en los cuales lo que
se desea vender se relaciona con aspectos que no dependen del objeto, quedando
ocultas o disimuladas sus reales intenciones.
Es
así, que el libro vende a la revista, los regalos venden tal o cual producto,
ni siquiera los combustibles escapan de esta marea de concursos y el consumidor
es manejado prefiriendo una determinada marca a otra sin fijarse en la calidad
de la misma o en su precio. Por último, si realmente necesita el bien que está
adquiriendo, termina por llevarse esta u otra colección que según la publicidad
dice: "No debe ni puede faltar en su hogar."
Anhelo
que en el próximo periodo que se acerca, recojamos sabiduría, que la mente sea iluminada
y comprendamos que la tolerancia no viene como regalo adicional, que ella sea
obtenida por la meditación y en especial por la práctica permanente del ver
profundo y claro. Aunque la identidad será probada hasta certificar que cumple
con los requerimientos de lo esencial. A pesar de haber aprendido, nuevamente
podemos resbalar en la confusión por despreocupación o por descuido. La vida te
impulsa a estar atento para corregir los rumbos trazados y dejar de lado la
teoría, cuando ya estemos en práctica. Ningún hombre o mujer es verdaderamente
correcto si nunca ha estado expuesto a la vida, eso permite discernir la verdad
del error.
Una
cosa es pensar en vivir (teorizando cómo y de qué manera es el ideal de ser y
actuar en determinadas circunstancias) y otra muy distinta es estar viviendo la
vida espontáneamente en plenitud. Siendo feliz cuando hay alegría y estando
triste con las amarguras y los conflictos. Pocos se alcanzan a dar cuenta del
mundo de la dualidad en que vivimos y de la tendencia que tiene la mente a
dividir la realidad. Sujeto – objeto; Positivo - negativo; Humano - Divino;
Macho - hembra; Acción - reacción. Y si seguimos buscando estos pares de
opuestos que pueden esconder lo real, podemos mencionar ciclos de crecimiento -
decadencia; Día - noche; Descanso - trabajo; Una parte y todo; Individuo -
Estado. Y para qué seguir con el fastidioso problema del bien y del mal en una lista
interminable.
En
esta tendencia recurrente de alternativas y opciones que nos presenta nuestra
mente, se precisa considerar que cada componente de un par existe en virtud del
otro, sea como opuesto complementario tal como positivo y negativo, o por
atributos tales como grande y pequeño. Se deduce que cada opuesto es parcial,
incompleto, y ambos son necesarios para la más mínima expresión de verdad.
Es
de allí que las religiones y filosofías acepten una verdad relativa y una
absoluta, perteneciendo la primera al reino de la digestión intelectual y la
comprobación, y quedando la última más allá de la conciencia centralizada.
Es
obvio que cada uno de los opuestos es en algún sentido el otro y cada uno
necesita del otro para estar completo. Aprender a utilizar el flujo de las
fuerzas como el navegante en un barco a vela que se sirve del viento y la marea
para alcanzar el puerto elegido, es una opción funcionalmente viable, que se
muestra a quien se mueve en las circunstancias que le rodean al ritmo de lo
natural.
Antes
que pregunten ustedes, preguntaré yo: ¿Qué es el hombre en su último y más
recóndito trasfondo? ¿Animal o Dios?, ¿ola u océano? Etc.
Hay
hipótesis y contra-hipótesis, y la verdad ¿cuál es?, ¿quién conoce el misterio?
En
este nuevo año (¿nuevo?), nuevo en experiencias por venir, se requiere notar que
todo esfuerzo, a pesar de ser positivo al dirigirse externamente a controlar y
perfeccionar la identidad, procurando la anulación de los aspectos negativos de
la personalidad, simultáneamente con un sistemático desarrollo de perfiles
"positivos" (exteriores) del carácter, no tiene real valor si ello no
está sustentado en lo que emana de si mismo como proyecto para este intervalo
consciente. Como opción, que aprendamos a conocer desde el si mismo y que la
conciencia manifestada deje de adherirse a los pensamientos discursivos
racionales con exclusividad, que deje de fijarse en las cuñas mentales y en los
conceptos abstractos y esquemáticos.
Quiero
que este nuevo año tengamos el entusiasmo tras la realización de si mismo, que sigamos
a la naturaleza, es decir, no trabajar en contra de sus leyes. Que aceptemos la
cosecha de lo que hemos sembrado y formado por nosotros, que no forcemos la
vida arbitrariamente y con una actitud artificial contra el curso de los
sucesos. Que busquemos minuto a minuto, día a día, mes a mes, el permanente
contacto con si mismo y sabremos que los contratiempos, mala suerte, enemistad
y otras causas semejantes solo están en el error de los pares opuestos, y que
podamos desaprender limpiando nuestra mente de sentimentalismos favoritos,
dogmas heredados, supersticiones y nuestros muy apreciados clichés
intelectuales que solo deforman y anulan nuestra mirada. Un abrazo a la
distancia. R.Malak
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