Si detecto la unidad de las cosas, si abandono la idea del yo, si paso
por alto los conceptos limitadores y duales, la comprensión queda sin
obstrucciones siendo la consciencia el sustrato de todo lo que existe en el
universo, de manera que su misma
expresión queda en libertad.
En todas las personas la conciencia aparenta estar cristalizada como
las diversas e ilusorias identidades centralizadas, que se muestran como
mente-cuerpo-emoción, constituyendo la barrera que se llama autoestima o “Mi”.
Cuando comprendemos que lo permanente nunca se separa, que es el Todo y su
naturaleza se expresa como la Realidad, asumimos que esta es la consciencia
que, como la base de Ser, se evidencia en la perfección de lo no manifiesto,
quedando en lo manifiesto la posibilidad de auto-conciencia.
Cuando ello se evidencia, la mente se destroza en vocablos
aparentemente desordenados y la luz se desenvuelve. Las doctrinas caen como
estatuas doradas y la esencia queda vestida de bruma y sal de vida. Se observa
la autoconciencia en un estado de permanente inicio, aunque cuando estamos en
el presente activo parece que estuviera atrapada en el tiempo. Cuando la
comprensión se evidencia el apego se diluye y el Si mismo aparece como si fuera
luz y fuego. Ese vacío de conceptos realmente está lleno de Si mismo, mientras
que el ego, sin defensas, queda en el olvido. Se bebe de la vida, sintiéndola y
respirándola a cada instante.
La principal obstrucción para esta comprensión es la misma mente, que
necesita algo nuevo todo el tiempo: un trabajo que realizar, algo a lo que
dedicarse, algo que mejorar, un pensamiento que seguir. Cuando detectamos este
absurdo juego queda en evidencia nuestra naturaleza esencial. Al descubrir la
paradoja, nuestros pensamientos, sensaciones y emociones cambian, aunque no
haya habido el propósito de provocar ese cambio. Lo fundamental es saber lo que
somos, conocer a través de la cualidad de la observación sin juicio, de la
presencia consciente, o dicho de otro modo, ver que Si mismo da cuenta de que
toda vivencia depende de saber de esta auto conciencia. Desconocer esta
cuestión hace que toda compresión se de en relación a la obstrucción, por
desconocimiento de este proceso. Podemos ver a través de lo que sabemos de la
mente, el cuerpo y el mundo, es decir, a través de los condicionamientos como
expresiones temporales que están sujetas a las ilusiones de tiempo-espacio, o
podemos ver sin el velo de maya, quedando abiertos a la plenitud y a la pura conciencia. R.Malak
Comentarios del texto a través de chat
R.Malak: Aquí, en este
texto, puedes ver la mecanicidad de la mente, que no puede estar sin un trabajo
que realizar. Esto es tan automático, que todos se confunden con esta cuestión.
La mente, en el trabajo, es tan demandante, que obliga a la presenciación a
moverse detrás de ella. Incluso se fija metas como:
“voy a verificar el funcionamiento de la mente”, o cosas similares. La
cosa es que intenta hacerse cargo del movimiento. La mente no puede estar sin
ejecutar.
Maria Luisa: ¿Y eso es un problema a la hora de estar en
realización?
R.Malak: La realización es detectar esa
cuestión. La realización es saber y conocer el yo, y la realización es saber de
Si mismo, en Si mismo y desde Si mismo.
Maria Luisa: ¿De manera que si la mente
sigue en su proceso de hacer no es un problema?
R.Malak: La mente nunca ha sido un
problema, es una función de la conciencia que ha quedado en movimiento
circular, detrás del Hacer y del logro, sin objetivo preciso.
Cuando se reconoce esa cuestión, el Hacer ya no constituye
problema,porque el hacedor no es el Ego. Hay acción sin hacedor, sin hacedor
egoico.
Comentarios
Una vez que vemos la mente como lo que es, la función de fragmentar y ordenar los movimientos de la conciencia, no hay problema alguno.
El ego se crea cuando la consciencia está apegada a lo mental, y ese hábito crea la sensación de una misma entidad actuando detrás de quehacer, de cada búsqueda y resolución.
Está todo tan claro, que ya no queda más que adentrarnos en el silencio y seguir reflexionando...
GRACIAS MALAK Y MARIA JULIA, POR COMPARTIR SU EXPERIENCIA EN EL SER!
María ... Me gustó el Julia... Puedes llamarme así, :)