Hace unos meses me detuve a
reflexionar sobre el sendero que comencé a recorrer hace años cuando me invadía
mucha inquietud causada por una intensa sensación de carencia. No sabía por qué
la sentía pero la intuía claramente como el anhelo de sentir paz plena. Se
presentó en la adolescencia como un sufrimiento psicológico que se fue
pronunciando paulatinamente y que por mucho tiempo traté de solucionar con la
ayuda de profesionales de la psicología. Ya adulta, casada y con hijos, bello
esposo, bellos hijos, suficientes comodidades, bienes y experiencias
gratificantes, empezaron a ocurrir cosas que me obligaron a revisar mi
comprensión de la vida y de mí misma, sacándome de la comodidad y empujándome a
investigar. La psicología no fue suficiente, las acciones que llevé a cabo
tampoco. Igual me puse en marcha, hice todo lo que pude para salir de mi
atormentada existencia. Entonces se me hizo claro lo que en verdad me estaba
llamando: el reconocimiento de mi verdadero ser, lo que resultó ser un asunto
de lo que considero ahora la espiritualidad genuina, en el buen entendimiento
del concepto espiritual.
Me puse a revisar
y ordenar muchos escritos y poemas que realicé desde que surgió en mí la
inclinación a escribir, pasados los treinta años, y que llevaban engavetados mucho
tiempo. Estos, sumados a un diario al que me dediqué concienzudamente durante
el primero de los ocho viajes que hice a India, cuando fui a encontrarme
inicialmente con Sai Baba, y que inmediatamente me fue llevando por la vía del
Advaita Vedanta, los fui ordenando sobre la estructura de un relato novelado. En él narro mis orígenes, las anécdotas que
fueron marcando el proceso de búsqueda, las anclas que fui colocando en el mar
de mi entendimiento, las señales que me indicaban hacia dónde estaba la salida
del laberinto de confusiones, y finalmente una experiencia que transformó
radicalmente la comprensión. Al darle luz a estas memorias puedo reconocer
situaciones comunes a las personas que he conocido estos últimos años, las que
se han encontrado envueltas en sus propios procesos de búsqueda. Una búsqueda
que muchas veces parece ser psicológica, otras espiritual, aunque en el fondo es
una búsqueda común: la paz mental, la felicidad que no depende de las cosas ni
de lo que pasa en la vida, sino la felicidad a la que podemos acceder libres ya
de lo que creímos que nos limitaba.
En este momento estoy en el
proceso de revisión de todo el escrito, y asumo que muy pronto será publicado.
Estudio varias opciones aunque no sé cuál será finalmente el procedimiento para
hacerlo público. Estoy abierta a sugerencias, las cuales me van llegando poco a
poco.
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