El pensamiento no alcanza al amor, expresión de lo Real


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Tres textos que me llegaron en el espacio de 30 minutos aproximadamente. El primero, porque me lo envió mi amigo Roberto Machado desde Brasil. El segundo lo recogí del blog de Victoria “Lecturas Advaita”. El tercero, haciendo unas revisiones a nuestro libro, abriéndolo al azar. Tiene todo que ver en común, está claro que la señal hacia lo real puede provenir de distintas partes, pero apunta siempre a lo mismo. Comparto con ustedes.
MEDITACIONES 1969 PARTE 1. J. Krishnamurti
En el espacio que el pensamiento crea alrededor de si mismo no hay amor. Este espacio divide al hombre del hombre y en él está todo el llegar a ser, la batalla de la vida, la agonía y el temor. La meditacion es el fin de este espacio, el fin del yo. Entonces las relaciones tienen un significado muy distinto ya que en ese espacio, que no está hecho de pensamientos, el otro no existe ya que tú no existes. La meditación entonces no es el logro de alguna visión santificada de alguna manera por la tradición. Más bien es el espacio infinito donde el pensamiento no puede entrar. Para nosotros el pequeño espacio hecho de pensamiento a su alrededor, que es el yo, es extremadamente importante, ya que esto es todo lo que la mente conoce identificándose a si misma con todo lo que hay en ese espacio. Y el temor de no ser nace en ese espacio. Pero en la meditación, cuando esto es comprendido, la mente puede entrar en una dimensión de espacio donde la acción es inacción. Nosotros no sabemos lo que es el amor ya que en el espacio hecho de pesamientos a su alrededor como el yo, el amor es el conflicto del yo y del no yo. Este conflicto, esta tortura, no es amor. El pensamiento es la negación misma del amor y no puede entrar a ese espacio donde el yo no es. En ese espacio está la beatitud que el hombre busca y no puede encontrar. Él la busca dentro de las frontera del pensamiento y el pensamiento destruye el éxtasis de esta beatitud. Meditaciones 1969 Parte 2.
 FUERZA VITAL. Nisargadatta Maharaj
Esta fuerza universal, expresión de «yo soy», se manifiesta en una multitud de nacimientos y de muertes. Usted la considera como una sola entidad, como «yo he nacido y voy a morir». Ahí está su error. Esta fuerza vital toma nacimiento en formas innumerables y cada una de estas formas contiene también su propia muerte.
Éste es el gran juego de la fuerza vital, pero usted no quiere considerar más que un elemento aislado. Usted se dice «yo he nacido y, por consiguiente, moriré y renaceré de nuevo». Usted forma estos conceptos como individuo, pero usted es inseparable del conjunto de esta fuerza en movimiento.
La tierra vive bajo múltiples formas. Considere las diferentes vegetaciones, plantas, hierbas, flores, árboles. Reflexione sobre cuántos nacimientos y muertes supone toda esta vegetación. Y el agua forma parte de ella, es un aspecto de esta fuerza vital, y vea el número de organismos que viven en el agua.
OBSERVACIÓN SIN JUICIO. R.Malak
1.5 ML: En cuanto a tu propia vivencia desde que descubriste esta forma de mirar y comprender, ¿podrías decirme si la forma en que nos concebimos a nosotros mismos constituye una obstrucción para que igualmente accedamos a esta observación?
R.Malak: Como personas hemos nacido en una cultura, poseemos un lenguaje que nos distingue, información variada y mucho conocimiento. Genéticamente tenemos una estructura física y funcionamos de una manera determinada, eso es lo que se conoce como carácter y personalidad. A todo esto lo identificamos como “yo”. Muchos creen que solo con la racionalidad se puede saber de lo auténtico y que esta facultad nos entregará los mecanismos para explicarnos la vida, ser felices y vivir en forma plena. La mayoría ignora que las teorías se mantienen mientras sean capaces de continuar recogiendo informaciones congruentes. La mente, como cuervo, recoge todo lo que brilla y luego lo lleva a su nido, a la memoria. El cuervo desconoce que esas cosas brillantes provocarán problemas en su nido y no podrá dormir plácidamente. De igual forma los estudiosos racionales, con el exceso de información recogida, no tardan en darse cuenta de que la mayoría de las veces esta es contradictoria
Otros creen que mente es lo mismo que conciencia y se tiende a suponer que la mente es la que conoce. En la observación sin juicio la mente se ha detenido en forma natural, queda en “stand-bye”. Los pensamientos disminuyen y no son trascendentes, mejor dicho no son exigentes de atención. La comprensión es mayor. Aparentemente existe una distancia entre esta inexplicable apreciación y lo que se mueve a través de lo formal y usual, que es lo racional manejado por la mente, ya sea desarrollado de forma condicionada, por unas motivaciones de la vida, o incondicionada, por un gozo en la vivencia de la experiencia en sí misma.
Asumí que mi modo de ver me llevaba a seguir viviendo en el mundo con una comprensión que no es la que se conoce comúnmente y, por tanto, seguí manteniendo respeto por la diversidad de conceptos de los demás aunque pudieran diferir de los míos. La diferencia con los demás consistía en que lo que miraba era un reflejo de otra comprensión que provocaba en mí una disposición interior, que probablemente no era coincidente con la comprensión de las demás personas en el uso de la racionalidad vía mente y comprensión formal.
1.6 ML: Por favor, amplíame más cómo fue el proceso de comprensión a partir de esta forma de mirar, y dime: ¿con la observación sin juicio puede uno conocerse mejor a sí mismo?
R.Malak: Las vivencias permanentes de la observación sin juicio me ofrecieron comprensión y poco a poco fui contrastando a esta con las ideas de las tradiciones, las religiones y, en especial, con la mirada de otros que antes que yo habían caminado por sendas similares. Certifiqué que hay un modo de reconocer el gozo en este modo de conocer la realidad esencial, aunque nunca me sentí alejado de los problemas que tienen todas las personas y, lógicamente, de intentar solucionarlos, más aún en un país como el mío, el cual se encuentra aún con muchas carencias y limitaciones estructurales y con una fuerte y poderosa influencia religiosa.
La persona es la máscara, una identidad a nivel mental. Refleja la idea de cómo pienso de mi mismo, lo que deseo y temo, la representación de  hacer, tener y sentir, la cual se reafirma constantemente. El reflejo enmascara la esencia del Ser e impide saber de sí mismo, limitando la acción y la expresión debido a las ideas negativas o positivas de uno mismo, las cuales están enquistadas en el subconsciente. Las angustias y las euforias, los fracasos y los éxitos, la miseria y la gloria, los modos de comportarse, se diferencian por encima del Ser en sí mismo. La observación sin juicio permite conocer el sí mismo real y no la máscara.
Nombrar las cosas es una cualidad importante, de igual forma es conveniente clasificarlas y establecer parámetros para que sirvan de guía. El problema es que esto no es suficiente para lo trascendental, siempre queda algo afuera en ese modo de buscar. La mariposa de la verdad, clavada en el alfiler de la racionalidad, ya no está viva, y el buscador intolerante se torna en un ente frío y desapegado de la vida que no soporta las miles de formas distintas de mirar. RESPANDOR NO DUAL

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