DONDE QUIERA QUE MIRES


Foto: Isabel Obeso
Reflexionaba acerca de lo que es ayudar a otro, y comprendiendo que todos podemos ayudar a alguien. Podemos hacerlo hasta el lugar donde nos encontramos. Tender una mano, dar un empujón, estimulando, ayudando a despejar la sombra que no deja ver el camino. Tener una linterna en mano, o haber pasado por el mismo sitio habiendo encontrado la salida, o un brazo fuerte que permita el apoyo. Conocimiento, experiencia o simplemente una claridad en la mirada. Al hacerlo con amor significa que no ponemos el interés propio de por medio… eso ayuda realmente. Y también enaltece. La claridad se evidencia al compartir la linterna, la comprensión, incluso la mente que hace diferencias, cuando en este compartir, como en un juego de ping pong, no hay más que un movimiento de la pelota, un rebote continuo, sin importar en qué dirección se mueve. Movimiento sin diferenciación, así es el instante de conciencia plena. Y esto es lo que reflexionaba a la vez que comencé a recordar mi experiencia de ayer, con esta frase que se me ocurre de pronto:
La felicidad brilla cuando no hay yo. Al gozar de un instante, no hay alguien gozando, sino puro disfrute, plenitud. Un goce sin juicios.
Ayer caminamos varios kilómetros de la ciudad de Santiago, desde el Centro hasta el límite entre Providencia y Las Condes. Mi hijo y yo. Ahora puedo recordar el disfrute de esas tres horas. Y puedo reconocer la ausencia de yo y tú en aquél momento. No éramos él y yo, era un puro caminar entregados a un observar y compartir, conversar y comentar en pura confianza. Al principio sí había un yo, una mamá feliz de poder estar con su hijo adulto con quien casi nunca tiene la oportunidad de compartir la cotidianidad por diversas razones, entre otras porque vivimos en ciudades y países diferentes. Como él vino a Santiago solo, tiene menos distracciones de esas que atrapan su atención y le impiden quizás los espacios para estar con su mamá, tal como sucede cuando yo voy a Caracas. Así que en esta confianza, este placer de estar con alguien a quien le entregas toda tu atención, es como una primera llave para dejarse estar y simplemente compartir la compañía, uniendo en este paseo, dos miradas en una. Así, a la par que íbamos descubriendo la ciudad, nos dejamos estar plenamente.
Lo mismo ocurre en toda relación en la que se produzca una interconexión real de respeto y confianza mutua. Hay una entrega, un permitirse estar, percibir a la otra persona completamente, sin mediar juicios… escuchar y a la vez comunicar en un canal de doble sentido, donde prima la confianza y el aprecio. Dos siendo Uno… ¡maravilloso!
Casualmente Malak acaba de enviarme este texto para que lo revisara, es decir, ponerle puntos y comas para una más cómoda lectura. Y viene totalmente al caso de lo que yo estaba redactando. No dos entre personas, no dos entre el que ve y lo visto, el sujeto y el objeto, el que pasea y el paisaje. Aquí se los dejo:
Donde quiera que mires 
Cuando reconozcamos que el pensar es automático y repetitivo, que su propósito es proteger el instrumento de expresión llamado persona, convirtiendo la vida en una virtualidad, en ese instante el modo de manifestarnos dejará de ser cristalizado, sentiremos el viento de la mañana, la flores en los jardines con sus colores vivos y brillantes, volverá la risa explosiva y las penas que presionan dejarán de joder con sus exigencias.
Cuando la mente, como una funcionalidad de la conciencia, abandona su estructura mecánica con esa forma particular e individual de apegarse a los pensamientos, logrando que estos funcionen de modo reiterativo y circular, en ese instante la realidad se muestra tal cual es y la conciencia abandona de inmediato la centralización que nos esclavizaba a la memoria. De inmediato la inteligencia se hace cargo de la actividad investigativa que se mueve detrás de dos modos: uno, recoger la información para solucionar los problemas, y otro, para ordenarla de modo integral e inteligente.
Comprobaremos con certeza que existe un  saber auténtico, que no está sustentado en conocimientos adquiridos o en doctrinas cristalizadas. Lo Esencial esta allí, detrás de lo evidente, dejando huellas en los escritos de algunos sabios antiguos o modernos. La cuestión de separación entre el sujeto que percibe y lo percibido es abandonada dejando de lado la apariencia de lo múltiple, mostrando con precisión lo uno de Ser donde quiera que vuelvas la mirada. R.Malak

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