Todo es amasijo de lo esencial.
Todo vendrá y también se irá,
alejamiento de espacios y palabras,
¡Cuántas bellezas puras pasarán,
pavimentando la ruta de estrellas!
El agua no será la misma,
ni el canto su forma diluida,
ya hablarán otras cosas con la voz de
si mismo,
las flores y aves buscarán el sol.
Aunque
todos hablen y comenten acerca de la mente, esta no tiene una cualidad central,
y más parece una ilusión que algo tangible. Se le llama mente a la función de
la conciencia diseñada para comprender fenómenos de modo dual, o sea, que
puedan ser experimentados.
El
equivocado funcionamiento de esta cualidad hace que se diversifique sin control
hacia todo lo que se mueve. Este estado de ignorancia, este funcionamiento
disperso de todos los días, es asumido como “la mente”.
Su
funcionalidad y presentación nos aparece en cada instante vivenciado, y sus
productos nos muestran una especie de realidad a la cual llamamos “el mundo
conocido”. La mayoría de las personas tiene un comportamiento o una conducta
que no muestra diferencias significativas respecto a la conducta del resto de
su comunidad. Eso hace que el hábito de pensar y construir se convierta en la
normalidad, ilusiones que son ajenas al momento presente.
Este
tipo de ilusión de ser se reconoce como el mundo particular que cada cual vive,
y solo deja de existir cuando la persona, ocasionalmente y en forma esporádica,
se topa con un quiebre que lo saca de esa ensoñación, y despierta.
Cuando
aparecimos en la sociedad la ignorancia compartida se transformó en el modo de
mirar, ver, sentir y socializar. Por otro lado, está también la ilusión que es
compartida con el resto de sus iguales y que se conoce como el mundo
fenoménico. Esa ilusión es alimentada constantemente por el currículum oculto
de la sociedad, de la cultura y el medio ambiente, y persistirá durante toda la
vida de vigilia, a no ser que se tome conciencia de lo real mediante el
conocimiento de Si mismo.
La
comprensión no viene con el simple hecho de entender la confusión de vivir en
el pasado o proyectado al futuro. El presente activo tiene que realmente
vivenciarse. Esta confusión puede
terminar cuando se realiza el sí mismo
Las
tradiciones explican que el universo emana de lo Esencial, de lo Absoluto,
nunca deja lo absoluto y se funde con él. El mundo conocido ha sido creado por
la cualidad de la conciencia que se expresa como la función de la mente, es una
superposición a lo Absoluto y el origen de manifestación del mundo nunca deja
de ser infinito e inmutable. Las cualidades tempo-espaciales se nos aparecen
como este universo. En nuestra confusión, superponemos toda la interpretación
equivocada del funcionamiento dual de la mente, que es alimentada por la
memoria y la imaginación, y presentando un mundo coherente y compartido. De ese
modo falseamos la naturaleza de lo esencial suponiendo que lo que Es, existe y
tiene limites espaciales y temporales, cuando realmente la paz, la armonía, la
plenitud, es el estado normal de la conciencia que ha sido desdibujado por la
interpretación polarizada de la mente.
Todo es más y se ha dispuesto
pero el amor no deja de fluir.
Como la miel con sabor y aroma
se seguirán llenando los espacios,
desbordando alegorías místicas.
El amor no dejará de emanar en lo
profundo.
Allí danzo, donde respira lo esencial,
aunque se construyan armaduras de luz,
y con un gesto se destruirá el olvido.
R.Malak
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