Mencioné la vez pasada que la persona son formas de hábitos que están atrapadas en un punto tempo-espacial. La referencia apunta a que cada cual se mueve según lo que cree que es adecuado, según lo que le parece que está correcto, nadie obra según lo que considere mal, todos actúan marcados por sus vasanas (predisposiciones) que se han acumulado a través del tiempo.
De ese modo podemos ver que todo el conocimiento exterior es
relativo, lo que algunos consideran bueno es distinto de lo que otros
consideran bueno en diferentes casos. Incluso muchos al preguntarles por qué
han cambiando de opinión, dicen que lo que creían bueno antes, ya no lo creen
ahora. Esto significa un cambio en el nivel de sus predisposiciones.
Generalmente el nivel de sus vasanas cambia con mucho esfuerzo, enseguida se
tiene una nueva percepción de lo que comprenden.
Existe otra dificultad en la modificación de la identidad, y
es que sus variaciones no necesariamente giran hacia ser más comprensivo y
tolerante. Hay un dicho campesino que retrata esto: “el vino mejora con el
tiempo”. En algunas ocasiones, mientras más viejo el vino, tiene mejor sabor. A
ese dicho hay que agregarle la referencia de que eso solo se da cuando la
cosecha de esa uva haya sido de un buen año. (Por tanto no todos los dichos
muestran una verdad demasiado evidente). Lo que es claro es que no necesito tan
solo modificar la identidad para que se exprese la sabiduría de Si mismo, dado
que esa expresión de Ser nunca ha dejado de estar presente, nada existe que no
sea Ser.
La persona son formas contradictorias
de hábitos, preocupaciones, problemas y lamentos.
Todos desaparecen ante la comprensión de Ser,
comprensión que trae regocijo.
Soy lo Indescriptible Supremo,
Soy la fuente inagotable del amor en movimiento.
R.Malak
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