Mente – Función Automática




Leí todos los libros de Harry Potter y los disfruté como si fuera una niña, deleitada con cada aventura. Recuerdo especialmente dos anécdotas que me pueden servir para tratar de comunicar más adelante algo que me resulta muy difícil de plantear. Una sucede el día en que los recién llegados niños, estudiantes de magia, tenían que aprender a volar en sus escobas. Las instrucciones de la profesora eran sencillas: monten en su escoba, den una patada y… ¡a volar! Sin preparativos, sin preliminares, sin teorías…. Y allá fueron todos… sin problemas volaron. La otra anécdota es cuando ya más grandecitos debían aprender a desaparecer. Tampoco había instrucciones teóricas, sólo había que “hacerlo”. Esto costaba un poco más, así que tenían que intentarlo muchas veces y corriendo el riesgo de perder algún miembro del cuerpo en cada intento. Dejo esto aquí a ver si más adelante lo rescato como alegoría y referencia.

En estos días hemos estado conversando con R.Malak acerca de una característica de la mente, el automatismo. ”Como personas no nos expresamos con naturalidad y nos entregamos al automatismo de la mente, a los procesos, a los hábitos, a los modos ya aprendidos, a las cuestiones establecidas.”

Muchas veces ya, hemos mencionado que a la mente la consideramos una función de la conciencia cuya especificación es presentar lo dual, la comparación, las medidas. Los juicios. Y que es la constructora de un yo personal que se mueve en el tiempo lineal, en el espacio tridimensional de un mundo de cotidianidad, donde los esquemas, paradigmas, sistemas, se organizan para dar un sentido virtual de existencia. Exactamente como un programa informático computarizado. Esta característica de ordenamiento sistémico es como la elaboración de una cadena de ADN, o como la construcción tradicional de una estructura de ladrillos… primero las bases, luego las columnas, luego las vigas, ocasionalmente un arco y de ahí los entramados que dan soporte a pisos superiores. Todo el mecanismo para formar estas estructuras (mundo, sistemas planetarios, yéndome a lo macro, o átomos, moléculas, células, órganos, yéndome a lo micro) es un automatismo generado en la conciencia: la mente. Y sus bases son leyes universales necesarias como prerrequisito para la construcción de este universo y de este mundo.

“La mente está ahí... No hay un hacer personal, es automatismo puro. Al mirarlo se asume: “yo lo hago” y se continúa creyendo que ese hacer es propio.” R.Malak

Cuando el Si mismo se ve proyectado hacía “afuera” en un mundo, ya todo este mecanismo está funcionando para dar un sentido de realidad. De hecho el cuerpo (organismo biológico) es el primer sistema en que el ser se autodefine, como pivote dentro del entramado del mundo donde “yo vengo a existir”. Es por esto que la sangre es bombeada y corre por las venas, el sistema digestivo se ocupa de alimentar, el sistema de excreción hace de las suyas, los sentidos son operativos para captar señales, el cerebro recibe impresiones nerviosas y las traduce en imágenes y sensaciones, el sistema endocrino se ocupa de presentar y liberar hormonas al sistema circulatorio generando la experiencia de emociones-sensaciones, y así todo el aparato orgánico está prediseñado, muy a pesar de que yo sienta o crea que tengo una voluntad sobre él.

Lo que acabo de intentar describir es el instrumento de expresión, el organismo cuerpo-mente-emociones. Pero, ¿expresión de qué? De las emanaciones y manifestación de Si mismo por medio de este instrumento de conciencia. Conciencia que capta y sostiene, como un trasfondo de soporte, todo el entramado para que se den las experiencias, para experimentarse. Este instrumento es un mecanismo de energía consciente, donde cada parte está relacionada con otras partes, como la malla de una telaraña.

“Conocer el funcionamiento de la mente es vital. Mientras no se conozca, se cree, se asume, que se está siendo dueño de la vida, cuando tan sólo se está en la versión automática.
La mente está funcionando en forma permanente y uno cree que es el pensador, cuando en realidad se está identificando con lo pensado. Eso ocurre hasta que se da cuenta de que el pensamiento y su cadena de datos están funcionando en forma automática. La gente por lo general no se da cuenta de ese automatismo que es la mente.
Hay varios modos en que podemos representar cómo se mueve esta mente automática: sátvico, tamásico y rajásico. (Mente pura, mente aletargada, mente activa) Las personas no se dan cuenta que estas tres características siguen siendo maneras automáticas que se alternan.” R.Malak
  
Una mente pura, tranquila, sigue siendo mente. Su pureza y tranquilidad no puede ser permanente. La característica funcional de la mente es moverse, genera el tiempo, el espacio, las sensaciones diferenciadas, esto no deja de acontecer por mucho tiempo. Este funcionar se sumerge un rato, pero luego resurge, siempre está ahí ya sea activo o latente. Los sabios han mencionado frecuentemente un símil que dice que la luna que se ve perfectamente reflejada en un pozo de aguas tranquilas y limpias, no es la luna sino su reflejo. Que hay que mirar hacia ella directamente.
¿Esto qué significa? Pues que la cuestión es darse cuenta del que VE la mente, eso que observa tanto su pureza, su aletargamiento como su actividad. Eso es permanente, está aquí ahora y no hay que alcanzarlo, ni esperar que se revele. Se está mostrando a cada instante. La espera, la expectativa, el propósito, establecer una meta, el tiempo… todo eso es parte del automatismo mental. No hay salida de ello por medio de ese sistema de seguir creyendo en el tiempo y el logro. Y se preguntará, ¿entonces cómo? Pues simple: da una patada al piso, y ¡vuela!

Voy a recuperar el símil de la historia de H. Potter. Los niños magos, por su naturaleza, son magos. Pues del mismo modo, el Si mismo es consciente y se da cuenta, y esta es su naturaleza… darse cuenta en forma permanente. No hay que alcanzar el darse cuenta. Ya es. Lo que les hizo volar a los pequeños magos fue la entrega y la confianza en la instrucción de su profesora.  

“No apuntamos a controlar la identidad. Lo nuestro es desprendernos de ella y vivir lo  que somos realmente. No somos la identidad pero vivimos como ella y desconocemos la herramienta que usamos. Al desconocerla ella funciona en automático y de ese modo evita que el instrumento cuerpo sea destrozado por  descuido o negligencia. Hay una serie de instintos, hábitos, conductas, procesos, maneras, que hacen que el instrumento se mueva automáticamente y protegido. Dichos procesos están dirigidos por la ley del karma o causalidad, la cual establece leyes de carácter general para que este funcionamiento no sea excesivamente egóico y va dejando los condicionantes que rigen la vida y que incluso pueden ser heredados de padres a hijos.” R.Malak

Lo que sucede es que la mente es como la lengua degustadora de exquisiteces pero que también descarta los malos sabores, y está tras el deseo constante del placer. Esta es su función constructiva. Sin embargo, su naturaleza es dual y lo constructivo tiene su opuesto en lo destructivo. Así como busca el placer, rechaza la experiencia indeseada produciendo el sufrimiento. La búsqueda de un placer permanente, llámese “la vida rosa de la realización”, está apuntando a un mito, una utopía producida por la ilusión mental. En cambio el gozo permanente de la paz y felicidad que no se buscan - porque ya es - es apreciado al mirar desde el Si mismo, consciente de que la mente está ahí, presentando sus alternativas, pero sin engancharse en ellas.

Una y otra vez, el hábito de ser una identidad, formado por la memoria de datos y el automatismo constante de la mente que elabora y procura proteger el ego, produce la apariencia de ser algo sólido, limitado y vulnerable que busca la perfección de una experiencia de plenitud. Este hábito automático se trasciende al reconocer la naturaleza de la mente misma. Ver la mente, saber que no soy ni la pureza ni la turbiedad, no soy esa vulnerabilidad que aparece tan real, es ver desde lo que siempre he sido. Aunque la atención sea atraída como un imán hacia los movimientos mecánicos de las ideas-sensaciones-emociones, volver una y otra vez a la fuente es como el acto de desaparición del estudiante avanzado de magia. (símil) Cuando la persona es vista como una imagen que no tiene vida propia aparte del que la Ve, es la desaparición de los opuestos que me definen, las dudas, el temor y la espera. O como lo hemos llamado con R.Malak: Observación sin juicio. Y termino con lo de siempre… Ser Conciencia… y no lo olvidemos: Felicidad!  Que es vivida en este mundo al que no pertenecemos, sino en el que estamos de paso, aparentemente estamos. Temporalmente personas que son vistas en la eternidad de Ser. Porque no hay dos, ni muchos, ni mente… todo es Si mismo, realmente como una corriente indiferenciada de conciencia.

Maria Luisa
(las citas de R.Malak las tomé de nuestro Chat de ayer)

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