Versatilidad Unica – Universo no dual, con versatilidad dual.


Este fin de semana estuvo plagado de alusiones al universo. Sobre todo en la íntima conversación que tuve con una querida amiga, con quien comparto compañerismo en la cotidianidad, desde hace unos dos años, cuando nos juntamos casi cada domingo. En todo este período ella no me había permitido expresarle mi comprensión usando conceptos. Pero este domingo, hubo algo que permitió que compartiéramos, y todo comenzó cuando ella destacó lo inconmensurable del universo. Me vi imposibilitada en ese momento de ofrecer una explicación de cómo comprendo que el Si mismo que Soy, contiene toda existencia, ya que cualquier cosa que le dijera, sonaría a teoría… y ella no soporta las teorías que no sean las suyas. Solo me escucha cuando le hago algún relato, pero no un discurso. Luego de ese encuentro, que fue realmente hermoso y dulce, aún quedé con la inquietud acerca de cómo explicar esto tan imposible de describir.

 Así que usaré una imagen.
Esta maravillosa fotografía tomada por el telescopio Hubble, es como alguna de las imágenes que veo al cerrar los ojos en ciertas oportunidades, abstrayéndome del ruido de la identidad. Claro que no quedan estáticas, siempre se mueven. Esta foto es un hervidero de formas… cada mirada puede interpretar las suyas.

Cuando el ruido se acalla y el discurso hace mutis, no puedo decir si hay alguien viendo o si lo visto es lo que soy, no hay discurso, así que no hay ese problema. Hay solo felicidad no fragmentada.
Pero si congelo ese movimiento en una imagen, como en esta foto, podría comenzar a interpretar figuras. Por ejemplo, arriba, en lo más luminoso, describo un gran dios con sus brazos abiertos apuntando más allá, al infinito, y abajo, en lo más oscuro, observo una dama mirando a tal dios, conectada con él por medio de su atención. Mi mente interpreta. Quiero decir, la función de conciencia (mente) genera formas, unas separadas de otras, produciendo la ilusión de dualidad donde solo hay una fluidez energética continua. Así podría inventar, crear, toda una historia inteligible para la razón, por medio de palabras, conceptos, y de este modo, echarle el cuento a un niño, quien, con ojos muy abiertos, quedaría encantado por la fábula acerca de cómo el alma perdida encontró al dios que le mostró la eternidad.

La mente no es algo separado del Si mismo, sino el propio ser generando pensamientos. Eso que observa imágenes, fluidez de movimiento, luz y color, formas, y hasta la aparición de conceptos, es la Conciencia Esencial del Si mismo, sin un sujeto (yo) que está viendo objetos. Llamamos mente a la capacidad de concebir e interpretar formas y darles nombres, no como algo distinto de Si mismo, sino como uno de sus movimientos conscientes. Por lo mismo, esa capacidad no es ni buena ni mala, ni positiva ni negativa. No tiene sentido pretender anularla. Sin embargo esa función no es permanente, sino que se activa y desactiva, comienza y termina, y luego recomienza en el punto donde quedó. Otras veces se vuelve circular, repetitiva, como una rueda, donde las ideas se presentan una y otra vez.

El asunto es… ¿se aprecia ese universo como un algo? O se Es… ese universo infinito. ¿Aprecio que no hay realmente un individuo percibiendo los contenidos conscientes? ¿Noto que la mente (esta función de separar) es sostenida en la conciencia?

Noto la permanencia y constancia de esa conciencia que en si misma es puro silencio, eterno, omniabarcante, omnisciente, omnipoderoso, omnipenetrante. Ahí se despliegan las infinitas posibilidades de expresión y también de interpretación de eso, que no es sino un movimiento constante, como el río que fluye en la pradera, donde realmente no hay ni río ni pradera, sino emanación consciente.

Profundamente subjetivo, intuitivo, un saber íntimo que se muestra certificado por la propia mirada, el saber propio, la vivencia en directo. Para compartirlo, implica la fragmentación (ni negativa ni positiva) en un yo y los demás, nosotros, seres humanos, animales, plantas, células, yo y lo otro, huracanes, el viento, maremotos, la humedad, rayos y truenos, la brisa de la mañana, un día nublado…
reflejos del Ser esencial nos mostramos como múltiples, gracias a la mente, a la dualidad, a la ilusión. Gracias a esta ilusión, nos percibimos como uno entre muchos, y aparece la posibilidad de ponerle nombre a lo percibido, para que nos podamos comunicar y compartir.

En el diálogo con mi amiga, se produjo un instante de asombro con sus párpados por un instante muy abiertos cuando le dije: no hablo del Ser como un dios o un concepto, sino que me refiero a que el Ser que se asoma por mis ojos para ver este mundo, es el mismo Ser que se asoma por los tuyos.
 
En Wikipedia dice así: El Universo es la totalidad del espacio y del tiempo, de todas las formas de la materia, la energía y el impulso, las leyes y constantes físicas que las gobiernan. Sin embargo, el término "universo" puede ser utilizado en sentidos contextuales ligeramente diferentes, para referirse a conceptos como el cosmos, el mundo o la naturaleza.

Un átomo dentro de la nebulosa o Universo que contiene todos los átomos. El Ser se experimenta a si mismo en trozos, o se vivencia en su totalidad, depende del punto de vista, es decir, de cuánto se abre el diafragma del lente… abierto en su absoluta magnitud, no hay diferencias, porque no hay definiciones. Al cerrar el diafragma del lente, objetivo, demarco y limito, enfoco, como cuando me identifico con la persona. Centralizo la conciencia y miro todo por medio de la mente, me lleno de la niebla de la ilusión que estructura ya sean formas físicas o modos de ser, y puede que me llegue a sentir perdida entre los pensamientos que se basan en conceptos, pues sostengo la atención en un sentido de vida que busca completar el átomo y convertirlo en universo.

Salir del error de identidad que produce esta ilusión o Maya, a eso, se le llama en muchas tradiciones: realización de Si mismo. Saber de si, no como la parte o reflejo, sino como Eso que no es dos.

Namaskar






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