En el caminar
Suponer que somos individualidades es no comprender. Desde el continente de la conciencia funcionamos como cuerpo, mente y emoción y cuando detectamos que todo eso es una ilusión, es el instante en que empezamos a salir del receptáculo que artificialmente habíamos construido o nos habían construido.
Ese movimiento es deshacer el ego que nos tipifica como “soy eso o soy esto”. Salir de la prisión centralizada constituye reconocer y reconocernos como la conciencia esencial que es manantial de todo saber. Ante la pregunta típica que apunta a determinar “quién soy yo”, a nadie le sorprende la seguridad de saber que la existencia se remonta a nuestros primeros años de vida, donde aparecen los primeros recuerdos de identidad. Así, en un comienzo, dudar o investigar acerca de la identidad de “quién soy yo” se presenta como algo que carece de sentido
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Lo que se asume como evidencia de ser lo que soy se sustenta por lo general en las definiciones que proporcionan el cuerpo, la mente y las emociones. Sin embargo, no nos damos cuenta que esas definiciones son tan solo conceptuales, que no son reales y que apuntan al cuerpo como expresión o a la personalidad como sustentación ideológica o a los recuerdos como la base, quedando lejos de nuestra apreciación lo Esencial que es lo que realmente soy. Todos, al mostrar conciencia de si, saben que las definiciones del tener, del hacer y del sentir no reflejan lo que uno Es, sin embargo comúnmente se aceptan sin dudar de su validez.
Lo que soy está por encima de todas las definiciones y se muestra como una vivencia directa que refleja cómo es la comprensión. El camino para estar en la realidad esencial, es tal, que no se capta con los sentidos ni se comprende con la mente, aún así se sabe sin lugar a dudas de su realidad, más allá de lo que confirman los sentidos o el análisis. La realidad no está constituida por información o por falta de ella. Lo que soy, mi verdadera naturaleza, está más allá de eso, y es una muestra de desconocimiento cuando uno dice “soy esto o eso” o incluso decir “soy la conciencia como reflejo de Ser”.
Lo que soy se hace evidente y ante ello, lo que es sorprendente es no darse cuenta que la felicidad está de trasfondo y no afuera en los objetos o en las cosas. En un comienzo, al investigar, aprendemos que en el sueño profundo estamos sumergidos en la felicidad, solo que esta es sin conciencia del mundo, y cuando aparece la vigilia expresamos lo placentero del estado de sueño profundo. Así que además de ese estado se encuentran los otros dos conocidos como vigilia y sueño con sueños. Por tanto estas manifestaciones conscientes, los tres estados de la mente, son solo eso, “estados de la mente”, sin embargo hay un trasfondo que los sostiene en forma permanente y que no cabe en la categoría de estado, sino que es lo real donde lo esencial que soy es conciencia en movimiento, allí no necesito definir la existencia y la vida misma, sino que se ven las cosas tal cual son. Ese manantial infinito de saber se manifiesta en forma definitiva cuando se disuelve la ignorancia.
En la observación profunda del pensamiento “yo”, me doy cuenta que no hay nada en él, aparte de una idea. Si me identifico con la personalidad eso hace que se distorsione la realidad; con ello comienza la búsqueda del placer y su extremo contrario, esquivar el sufrimiento. Cuando uno se abre paso en el mundo cotidiano, y busca la independencia intentando valerse por sí mismo, buscando la fortaleza, intentando triunfar, hacerse un espacio en la sociedad, todo esto apunta al conflicto. Lo que regularmente se llama realización, saber de sí mismo, es comprensión de sí antes de conceptuar el sí mismo, como un permanecer en si mismo sin provocar definiciones teóricas o verbales, tan solo Soy.
La precaución que corresponde tomar es no permitir que el ego se adueñe del proceso de reconocerse en lo esencial, ni permitir que se enquiste en la suposición de constituir algo especial o responsable de lo que pasa con el conocimiento que sobreviene. El instrumento receptor del saber tiene que certificarse como un crisol donde sobreviene el fuego y el calor que consumen la ilusión. R.Malak
In walking
There is no understanding when we assume that we are individuals. From the continent of consciousness we function as body, mind and emotion and when we detect that all this is an illusion, it is the moment when we begin to leave the vessel that we had artificially built or was built for us.
This movement is to undo the ego that makes us say "I am this or that." To exit the centralized prison is to recognize, and recognize ourselves as, the essential awareness that is the source of all knowledge. Given the typical question that points to determine "who am I?", nobody gets surprised with the security of knowing that our existence dates back to our early years, which shows the earliest memories of identity. So, initially, to question or inquire about the identity of "who am I" is seen as meaningless.
What we assume as the evidence of being what I am usually relies on definitions provided by the body, mind and emotions. However, we do not realize that these definitions are only conceptual, that they are not real since they target the body as an expression or the personality as an ideological support or memories as a basis, leaving far aside form our appreciation the essentiality of what I really am. Whenever consciousness of the self is shown, it is known that the concepts of “having, doing or feeling” do not reflect what one Is, however these are commonly accepted without any doubt about their validity.
What I am is beyond all definitions and is shown as a direct experience that reflects where the understanding stands. The path of being as the essential reality is such that it is not grasped with the senses or understood with the mind, yet, its reality is known without a doubt, beyond what the senses or the analysis may confirm. Reality is not constituted either by information or by lack of it. What I am, my true nature is beyond that, and when you say "I am this or that" it is a sign of ignorance, or even it is to say: "I am consciousness as a reflection of the Self".
What I am is self-evident and in front of that, what is surprising is not to realize that happiness is the background and is not outside in objects or things. At first, on enquiry, we learn that in deep sleep we are immersed in happiness, but in this state there is no conscience of the world, and when the waking state appears we express how pleasant it was in deep sleep. So in addition to this state, there are the other two, known as waking and dream states. Therefore, these conscious expressions, the three states of mind, are just that, "states of mind". However, there is a permanent background that sustains them and that does not fit into the category of state, but it is the reality where “That I am” is essentially consciousness in motion, where there is no need to define existence or life itself, but things are seen as they are. That infinite source of knowledge is ultimately manifested when ignorance is dissolved.
In deep observation of the thought "I", I realize that there is nothing in it but an idea. If I get identified with the personality, that produces a distortion of reality, and with it begins the search for pleasure and its extreme opposite, avoidance of suffering. When one breaks through in the everyday world, seeking independence and trying to fend for himself, seeking fortress, trying to succeed, making a place in society, all these point to conflict. What is usually called realization, self-knowledge, is self-understanding before conceptualizing the self, remaining as the self without provoking theoretical or verbal definitions, just being.
The caution consists in not allowing the ego to take control over the process of recognition of the essence, nor to allow it to stick to the assumption of being something special or responsible for what happens with the emerging knowledge. The instrument, as a receptacle of knowledge, has to be certified as a crucible where the overcoming fire and heat consume all illusion. R.Malak
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