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El Si Mismo es Ser, Conciencia, Felicidad.
Es la base permanente, inafectada, completa y total. Más allá de ello, nada es y nada hay. No ha nacido, no se transforma, no muere. No se traslada de un sitio a otro, pues no está ubicado en un espacio. Es antes de toda conceptualización o concepción. Por tanto no está sometido al tiempo. Es absoluto en Si Mismo, eterno e inmutable. Es Conciencia en si misma, paz plena llena de gracia y por tanto completa y absoluta felicidad que no depende de nada, pues solo en si misma Es.

Como un sol radiante, muestra su rayo iluminando la primera sensación Yo Soy que ocurre en si mismo.
El Si Mismo es el origen y sustrato permanente de todo contenido de conciencia. Es el Corazón de toda existencia, cualquiera que sea. Lo que existe, es un contenido en la Conciencia del Ser.
De si mismo surge toda la manifestación. Lo primero que se manifiesta, iluminado por el rayo “sensación de Yo Soy”, es el “pensamiento o conceptualización –yo soy-”.

Conjuntamente a este pensamiento, hay una asociación con un cuerpo físico, un cuerpo emocional y un cuerpo de conceptos que me definen. La definición de “mi”, es identificarme como una persona, un ser humano, y decir, “yo soy Maria Luisa, con esta historia, este pasado, este cúmulo de experiencias”. Esta identificación es el ego. Son ideas sobre-impuestas a la primera “sensación original de Yo Soy”, que pasó a ser el “pensamiento yo soy” y de allí pasó a completar ese pensamiento con “yo soy esto y lo otro”.

De esta manera, lo absoluto irradia una expresión parcial de si mismo, como un reflejo.
El organismo compuesto por los cuerpos: físico, emocional y mental, es el reflejo y la expresión del Si Mismo.
De esta manera, “cuerpo-mente-emociones”, funcionan como ventanas hacia la manifestación. De allí se desprende, que las acciones son el movimiento del cuerpo, los pensamientos son el movimiento de la mente y las sensaciones son el movimiento emocional. Estos movimientos son contenidos de la Conciencia original del Si Mismo. Nunca se han separado de El. Son percepciones que le ocurren a Uno.

Debido a la asociación con un cuerpo físico y sus historias, la confusión comienza cuando la identificación limita lo infinito. Se produce entonces una parcialización del punto de vista de conciencia, que se ha centralizado en un cuerpo físico que está en apariencia moviéndose en un mundo.

El cuerpo presenta los sentidos de percepción: vista, oído, tacto, olfato y gusto. Debido a ellos es posible dimensionar una presencia de “nuestro” cuerpo dentro de un espacio tridimensional.
La mente presenta la conceptualización y ordenamiento por medio de pensamientos, medidas, tiempo (pasado y futuro), juicios (gustos y disgustos), dando la apariencia de sucesos en una linealidad de causas y efectos.
Las emociones presentan el modo de interacción del organismo con su entorno y consigo mismo, por medio de sensaciones tales como alegría, tristeza, miedo, ira, y todo lo que conforma el mundo psicológico y emocional.
El cuerpo sufre de transformaciones a lo largo del tiempo. Es impermanente. Así mismo, los pensamientos, ideas que sostenemos, son constantemente cambiantes, aparecen y desaparecen como un tren de datos. Las emociones están sujetas a muchas variables tanto debidas a los procesos biológicos del cuerpo, como debidas a las asociaciones de nuestras ideas. Son continuamente cambiantes e impermanentes.

Por tanto, es fácil discernir entre lo que es permanente y lo que no lo es.
El Si Mismo es permanente. Cuerpo, mente, emociones, son impermanentes.
El Si Mismo es el propio y verdadero Ser de uno mismo. No somos ni el cuerpo, ni la mente, ni las emociones. Somos la Conciencia de todo ello.

En este sentido, el cuerpo, la mente y las emociones están en mi… yo no estoy en ellas.
Yo Soy el Si Mismo que nunca ha nacido, pura luz de Conciencia infinita que contempla todo el movimiento de si mismo dentro de si, como un río, como una corriente constante de conciencia.
Cuando la Conciencia presencia lo fenoménico, está volcada hacia fuera (en forma figurada y metafórica)… proyectada en el tiempo (pasado con el que se construye futuro)… y vuelta hacia lo cotidiano (el hacer y el deber ser).
Cuando la Conciencia está en su fuente, sin perturbación y consciente de si misma, está volcada hacia adentro (forma figurada y metafórica).

La diferencia entre estas dos condiciones consiste en el apego a los pensamientos, a las ideas que nos definen formando un ego y un sufridor, un exitoso, una persona que ha nacido y sujeta a los trastornos de los problemas que presenta la vida cotidiana (formada por la mente misma), y que teme morir, pues se ha identificado con un cuerpo mortal, por lo que busca perpetuarse lo más posible, y por tanto está sometida constantemente al temor de las contingencias y transformaciones. El temor a desaparecer (sostenido en la falsa noción de ser una entidad condicionada) es lo que produce la necesidad del fortalecimiento del ego o identidad. Por esto, la primera creencia de “yo soy este cuerpo, esta alma individual dependiente del bien y del mal (como suponen algunos), este conjunto vibratorio de emociones”, esta creencia, es la raíz de la confusión. Esta creencia nos mantiene atados a un recorrido virtual por el laberinto del bien y del mal, del deber ser, del apego, del placer y el dolor, y por supuesto, del sufrimiento.

Así es como funciona. No se puede impedir este funcionamiento, ni tiene sentido tratar de hacerlo, porque es como un despliegue que ha surgido de la primera semilla “yo soy este cuerpo”. Reconocer el origen, la raíz de este despliegue, reconocer el primer “pensamiento yo soy”, ya pone la atención en su fuente. Es decir, la Conciencia observa cómo este pensamiento aparece y, al reconocerlo, el pensamiento mismo tiende a irse, así como todo pensamiento… ellos vienen y van. Cuando el pensamiento yo soy se va, queda la conciencia que no se identifica… brillando por si misma, plena de si, y se muestra como felicidad, alegría in-causada, el sustrato mismo como la Realidad.

La mente surge de la Conciencia, y en ella misma se sostiene, para regresar y sumergirse de nuevo en ella. La mente es la Conciencia vuelta hacia fuera, pasado y futuro, memorias, juicios y medidas. Como herramienta cotidiana es necesaria, no así como demostradora de la Realidad. La conciencia de lo cotidiano no es permanente, por lo siguiente. La mente sufre de tres estados transitorios y alternados. Estos son conocidos por todos como: la vigilia, el estado de sueño con ensoñaciones y el estado de sueño profundo. Solo en la vigilia se presenta el mundo cotidiano. En el estado de sueño con sueños se presenta una liberación aparente de los contenidos conscientes que durante la vigilia han sido obviados. En el estado de sueño profundo, desaparece toda noción, y queda la conciencia sin mover los contenidos. Estos tres estados de la mente ocurren como emanación o contenidos de la Conciencia siempre presente.

En el estado de vigilia es posible darse cuenta del sufrimiento causado por la falsa limitación del sentido de ser. Es ahí, en este estado, cuando es posible a su vez, darse cuenta de estas limitaciones y rastrear los pensamientos hasta su origen, el primer pensamiento yo soy, regresando a la fuente en plena conciencia y atención despierta. En ello se revela la Realidad, que es el Si Mismo, nuestro propio Corazón.

En resumen, el Si Mismo se manifiesta y aparece una sobre-imposición de “sentido de eseidad limitada”, causada por la mente. Sobre ello se construye el ego, como la función de proteger esta eseidad. Esta es la causa del sufrimiento, pues produce apego al placer y la autosatisfacción, y rechazo al dolor que es producto natural de las contingencias del río de la vida. El apego a lo conocido, al pasado, a la seguridad, mantiene el temor ante la realidad siempre cambiante de la manifestación. Reconocer nuestra fuente y verdadera identidad resuelve todo el problema, ya que al desprenderse de la identificación errónea, se abre la comprensión y todo es aceptado tal como es. Entre otras cosas, que el cuerpo se protege por funciones naturales inherentes a su autoconciencia, que las emociones son antenas también de protección instintiva, y que los pensamientos son el despliegue conceptual de la inteligencia esencial que es conciencia en movimiento. Pero que ninguna de estas cosas Yo Soy… Esta aceptación no es todo, ya que está implicado el sentido racional que la describe. Se trata más bien de ir más allá de la comprensión racional, y recobrar la conciencia de la Conciencia, más allá de la mente, más allá de las percepciones y más allá de las sensaciones… es ser la condición no cambiante de Si Mismo, Ser lo que somos, Ser lo que Soy. Conciencia auto-luminosa y plena en si misma.

Maria Luisa

Comentarios

AdA... ha dicho que…
Gracias, Maria Luisa...
dices:

"ir más allá de la comprensión racional, y recobrar la conciencia de la Conciencia, más allá de..."

Más allá de la manifestación en la que me concreto como yo soy, antes de seguir, incluso, más allá... contemplo y observo las otras manifestaciones de "cualquier otro yo soy" observandolas como parte y experiencias mías, igualmente, sin nada fuera de... Llevo unos días ( desde que leí tu comentario) con esta conciencia de observación y, esto, ha liberado el dolor que creaba, esa parte única, en la que me había encarcelado. Porque ha dado paso libre a la libertad de cualquier otra manifestación sin aquella interferencia necia de la parte egoísta en al que me hundía. Verlo, comprenderlo y aceptarlo, sin dolor o miedo, ha sido todo uno. (Un milagro)

No sé cómo ha sido, qué ha impulsado esa visión tan saludable, aunque no hay duda de que tú me lo brindaste y pusiste ante mí algo que de algún modo me estaba negando... "Reconocer nuestra fuente y verdadera identidad resuelve todo el problema, ya que al desprenderse de la identificación errónea, se abre la comprensión y todo es aceptado tal como es" Y se ha dado. Como dices, esta aceptación no es todo, por describirla el sentido racional; pero ya, antes de ir más allá, como digo, esta aceptación me pone en ese camino de manera más fiel y confiada en el Ser o Si Mismo.

Como anuncias en la entrada, ha sido, INICIO A LA MIRADA NO DUAL.

Un Abrazo
Maria Luisa ha dicho que…
Querida Ada,

Me alegro mucho por lo que me cuentas.

Cariño,
Maria Luisa